DSCN0564La presencia de rumor en las organizaciones ser interpretada de diversas maneras:

  • El rumor existe como sistema de relleno del vacío de comunicación oficial. Todo lo que no se llena con información, se acaba llenando con imaginación.
  • El rumor es sistema alternativo al sistema oficial. Se constituye entonces como un verdadero contra-poder al poder oficial, el poder del excluido y dejado de lado, su lucha es contra la incertidumbre resentida.
  • El rumor existe como sistema de poder. Tras una apariencia liviana, la persona generadora de rumor trata de ejercer su poder sobre su entorno (desde el rumor), puesto que acaba induciendo un contexto favorable a sus intereses, e incluso acaba abduciendo a su interlocutor.

En las tres interpretaciones, el rumor está vinculado al deficit de sentido.

El rumor permite conversar desde un contenido y una posición relacional inaccesible a terceros ausentes, sobre quienes a menudo conversamos. Ellos son el centro de nuestra conversación y sin embargo no participan de la misma.

Nos sometemos a la comunicación transaccional, restrictiva y opresora, desde el permiso que nos otorgamos para mantener una comunicación emocional liberadora. En la horizontalidad, tendemos a vernos como personas con capacidad de influencia y de manipulación.

En un sistema humano donde reina la ocultación, el clasismo, la opresión, el oscurantismo, la desconfianza o la alienación, y donde se propugna la obediencia debida y el sometimiento a la voluntad de la autoridad, buscamos una interacción con nuestros compañeros al margen de la visión corporativa y de las responsabilidades asignadas al rol que ejercemos. Nuestro propósito no está alineado con la visión corporativa, entendemos que esta ha sido usurpada por unos pocos, no compartimos lo mismo. En este caso, el propósito compartido tiene que ver con lo que otros nos señalan o podemos señalarles en cada momento.

La cultura del secreto está íntimamente vinculada a nuestra ambigüedad. En la cultura del secreto, todo el mundo cree tener toda la información, pero el secreto pasa porque ésta no sea compartida de forma abierta, porque entonces pierde el valor misterioso que la envuelve. Al compartir con un tercero nuestro secreto, buscamos a meterlo en la cultura del secreto. Esta muestra de ambigüedad, a menudo fomentada inconscientemente por los líderes de la empresa, dificulta enormemente la coordinación grupal ya que alimenta la desconfianza y la sospecha.