La misión del sistema educativo

En este artículo trato de responder a dos preguntas: ¿qué función o misión queremos para el sistema educativo?, ¿que recursos – organización, capacidades, procesos- ponemos a su disposición para lograr tal misión?

Avanzo algunas leyes sistémicas a tener en cuenta en todo proceso.

Explicitar la función o misión del sistema

Todos los sistemas humanos deberán explicitar (y recordar regularmente) la función que deberán cumplir o la misión que deberán entregar. Para cumplir dicha función, asimismo deberán aclarar la organización (estructura de poder, de roles y de responsabilidades), las capacidades colectivas para entregarla, y los procesos para dicha entrega.

El sistema educativo se creó para cumplir una misión educativa (transmitir la verdad ó conocimiento, perfeccionar la cognición), que posteriormente se extendió a una misión de inclusión (inculcar valores o saber-estar, fomentar la inclusión social).

Durante décadas la misión educativa se ha entendido como un  adoctrinamiento, preservando la asimetría entre los profesores y sus alumnos; todavía hoy en el ámbito universitario cientos de profesores recitan su saber como si fueran loros, ignorando el valor de la indagación apreciativa.

Durante décadas la misión de inclusión también fue muy asimétrica, estaba basada en los valores de obediencia, poder de y respeto a la autoridad; era una misión basada en la asimilación por parte de los alumnos. La misión de inclusión requiere ahora de espacios y de capacidades más participativas y relacionales para las cuales ni profesores, ni alumnos, ni padres están preparados.

Con la evolución de la sociedad ambas misiones llevan décadas en oposición y conflicto.

Además de las dos primeras misiones, al sistema educativo se le pide ahora que entregue una misión higiénico-sanitaria (saber-ser y saber protegerse biológico) que impacta de lleno en las dos anteriores misiones ya que, en numerosos casos, la nueva misión excede las conductas de higiene observadas en profesores, alumnos o padres.

Evaluar la posible contradicción entre misiones

Cada vez que añadimos una función o misión al sistema se acrecienta la percepción de contradicción entre sus miembros, sobre todo si los mismos profesionales tienen que entregar la antigua y la nuevas función. El sentimiento de contradición crece si los profesionales no han sido capacitados para la nueva misión, o si tiene que entregar dos o más misiones con los mismos recursos que cuando entregaba solo una.

Cada vez que añadimos una nueva misión al sistema tenemos que repensar el sistema al completo porque de lo contrario puede darse una ausencia de eficacia tanto en la anterior como en la nueva misión. La aclaración de la misión del sistema es condición necesaria pero no suficiente, hay que trabajar en la organización, los roles esperados de los diversos stakeholders, las capacidades, los modelos mentales que convendrá cambiar e incluso los recursos necesarios para entregar con garantía de éxito esa nueva misión.

Para entregar la nueva misión de higiene hay que repensar todo el sistema, incluyendo la arquitectura, los espacios y las distancias, el necesario compromiso y auto control de cada alumno, el rol de los padres o la interacción en ecosistema (profesores-alumnos-padres-autoridades). La nueva misión será imposible si no se logra el compromiso de los alumnos y sus familias.

La nueva misión sanitaria conlleva trabajar más las dinámicas relacionales, las emocionales e incluso las biológicas, matizando la misión fundacional de entrega de conocimiento y de perfeccionamiento cognitivo que se le viene pidiendo al sistema.

Alinear posiciones

Las posiciones actuales en el sistema educativo están muy encontradas. El proceso de alineamiento no es un proceso de obediencia sino de construcción de sentido compartido, tiene que hacer sentido para todos los stakeholders, todos tienen que crecer en algo, elevar su nivel de exigencia. Esto da pié para comprender dos nuevas leyes sistémicas:

  • La primera se refiere a que el Todo se mueve porque se mueven las Partes. Difícil alinear posiciones si prevalece un enfoque deductivo (desde el poder se dicta lo que deberá suceder), se acaban mezclando intereses ideológicos. El trabajo de alineamiento lo veo esencialmente inductivo, con grupos de talla humana, cuidando bien los límites o perímetro de cada subsistema (ej.: centro educativo).
  • La segunda se refiere al diferimiento natural en la cosecha de resultados. El sistema se toma su tiempo de acomodación, un tiempo que puede exceder ampliamente los plazos políticos.