La manipulación, la relación de dependencia y la amputación de capacidades
La manipulación induce una relación de dependencia que a su vez induce la amputación de capacidades como salida para que la relación profesional no se rompa. Tras la manipulación tiene lugar una automanipulación, toda vez que uno mismo acaba creándose adicción a esta forma de relación.
La dependencia significa una relación asimétrica en la cual la parte dominante requiere de mayor poder en detrimento del empoderamiento de la dominada.
La amputación de capacidades es la salida de quien sufre la manipulación y la dependencia.
Tres formas comunes de la manipulación
La manipulación en las reuniones
La primera forma sucede cuando convocas a colaboradores a reuniones a sabiendas de antemano que no valorarás su contribución. Les convocas a reuniones que no están preparadas, o donde la agenda es arbitraria. Les convocas a reuniones para que alguien poderoso como tú se haga su paseíllo y haga su discurso ante su público cautivo. Les convocas a reuniones que comienzan tarde porque haces una gestión inadecuada de tu agenda y de los recursos que la empresa pone a tu disposición. O les convocas a reuniones que se alargan una eternidad, sin tener en cuenta la agenda de los colaboradores, porque estéticamente queda bien tener reuniones que duran mucho.
La manipulación con peticiones inútiles
Esta manipulación sucede cuando encargas trabajo a tus colaboradores que no servirá para gran cosa porque no te has hecho las preguntas pertinentes antes de hacer tu pedido. Cuando les encargas ese trabajo sin haber hecho un briefing previo con ellos y luego te pasas el tiempo haciendo correcciones. También sucede cuando usas su trabajo para gestionar tus rituales de poder, haciendo que lo “bien hecho” por ellos pase a ser un “desecho” fruto de tu déficit de interacción.
La manipulación pidiendo compromiso a los colaboradores cuando esperas lealtad
Esta manipulación sucede cuando reprochas al colaborador su bajo compromiso con la empresa, cuando en verdad lo que esperas y te interesa es su lealtad hacia tu persona. El compromiso requiere interdependencia del colaborador, la lealtad conlleva dependencia.
La búsqueda de dependencia
La dependencia a que me refiero no es la jerárquica, que es la oficial y por lo tanto la legítima, sino una dependencia más invisible y sutil que persigue una relación asimétrica donde debería ser de pares.
“Somos pares, pero no somos equivalentes, yo soy más que tú, yo te quiero llevar a mi terreno, yo quiero que hagas lo que me a mí me conviene, yo no quiero que me hagas hacer lo que no me apetece”.
La búsqueda de una relación de dependencia es de carácter manipulador si el otro busca esa relación contigo como único propósito. También puede ser de carácter auto-manipulador, si busca esa dependencia con el propósito de reducir su miedo, con el propósito de evitar su responsabilidad por el trabajo bien hecho, con el de evitar la confrontación con quien trata de manipularle, o con el propósito de conseguir protección de quien aparenta ser más poderoso que yo.
La manipulación para inducir dependencia nunca sucede desde un propósito explícito, sino que se actúa de manera sutil, en cada intercambio, como si fuese normal, e incluso con una sonrisa de oreja a oreja. El manipulador hace de su inseguridad un arma de sometimiento de otros, rozando si cabe la perversidad.
La amputación de capacidades
Una consecuencia habitual de la relación de dependencia es que quien acepta la dependencia tiene que pagar con una amputación de sus capacidades para evitar tensión e incluso para no romper la relación. Nos emocionamos hablando del empoderamiento, la creación o el compromiso, y censuramos hablar sobre la amputación de capacidades que conllevan este tipo de relaciones.
El déficit de sentido que conocen numerosos profesionales hace que persigan una relación de manipulación con sus propios compañeros porque ésta les resulta más excitante que la misión asignada al rol, la cual se ejecuta a menudo desde múltiples contradicciones.
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