La teoría nos resulta lejana, y a la práctica no llegamos
Somos una cultura que ubica la teoría en el campo de la fantasía. En las sesiones con directivos sobre cuestiones relativas al rol, o en las sesiones con equipos directivos sobre cuestiones relativas al equipo o al negocio, a menudo alguien tacha la conversación o la propuesta de teórica. La teoría nos provoca reacciones epidérmicas. La teoría representa esa realidad paralela que nos legitima para mostrar nuestra resistencia. Como buena realidad paralela que enunciamos, simpre está ahí pero nunca se toca con la práctica.
Somos la cultura de la práctica, nos vemos mejor actuando que pensando, lanzando un producto que una marca. Sucede que nuestra práctica nos sitúa a menudo en una posición subóptima: en calidad de servicio, en eficiencia, en competitividad, en autoorganización. Superar el umbral subóptimo nos violenta, nos sacude. Solemos operar sin modelo. Enajenados de cualquier modelo vivimos confortablemente.
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