La paradoja del cambio y de la perfección
Es una paradoja oír hablar a un directivo del cambio a la vez que éste se siente instalado en la perfección: consejos vendo que para mí no tengo. Todo directivo debería llevar a cabo un trabajo sanativo regular. Esto es válido igualmente para un coach.
Si nuestras resistencias representasen nuestra imperfección diríamos que ésta puede ser bella y elegante si va acompañada de una ambición para superarla, lo cual conlleva ponernos manos a la obra e iniciar un viaje de desarrollo.
La empresa suele plantear el destino de ese viaje en términos de necesidad de contribuir de manera diferente al resultado, por eso define ese destino como un objetivo funcional-operativo (ej.: mejorar la capacidad de decisión, el desempeño, la gestión del tiempo, el estilo de liderazgo). El negocio requiere que el rol se muestre esencialmente desde el plano transaccional.
Como profesional deberías ir más allá de ese funcionalismo planteando tu propósito en términos de deseo o de ambición de realización: ¿Qué me hará sentirme realizado? ¿Qué me mueve a aprender y/o a comprometerme con lo que hago? La aspiración personal de trascenderse inspira el viaje de desarrollo.